Es importante pensar y reflexionar sobre el concepto de la sociedad de la información, en un momento histórico donde esta categoría se ubica en un lugar de disputa fundamental en términos de patrimonios simbólicos y materiales de la sociedad capitalista.
El texto de Diego Levis, realiza una historización crítica e interesante sobre este concepto, qué invita a ampliar la mirada y abordar complejamente el concepto y sus dimensiones de alcance en el total de la sociedad.
Historizar los fenómenos sociales tiene cómo objetivo reconstruir significaciones y re elaborar nuevas propuestas desde una consciencia histórica que permita observar los recorridos y condicionamientos de los fenómenos en términos de cómo se juegan las relaciones de poder en las disputas por esos bienes simbólicos y sus correspondencias materiales.
El texto de Levis, precisamente permite dimensionar el alcance de este concepto llamado “sociedad de la información”, analizando las disputas teóricas e intelectuales que atraviesan la historia de las tecnologías.
El texto propone un recorrido por dos grandes tendencias que se disputan este campo simbólico. Por un lado desarrolla las propuestas vinculadas a los pensamientos de Norbert Wiener, quien sostenía la idea de que el desarrollo de la cibertnetica permitiría un gran beneficio para la humanidad, ya qué potenciaría las posibilidades de acceso a la información, democratizando y disminuyendo las desigualdades .
En contraposición a esta postura, están aquellos que sostenían qué el avance de las tecnologías solo serviría s a fines vinculados a los sectores dominantes, permitiéndoles un mayor control, lo que llevaría a la alienación y la decadencia.
De este pensamiento computopico surgieron mas tarde desarrollos teóricos que se encargaron de generar nuevas reflexiones en torno al uso e las tecnologías en las sociedades. Esta línea de pensadores, creían en la tecnología cómo un garante del consenso social y fue esta perspectiva la que para fines de los 70´ elabora propuestas que comienzan a tener presencia dentro de las políticas de estado.
Diferentes grupos de universitarios influenciados por los movimientos contraculturales de los 60´ y 70´, cumplieron un papel fundamental en este proceso, ya que inspirados en los planteos de Winer, comenzaron a difundir a la informática y el uso de las computadoras cómo herramientas de liberación y comunicación, contraponiéndose a las tendencias que interpretaban estos fenómenos en términos de dominación y control.
Es así cómo comienza a divulgarse una cultura cibernética libertaria donde los usuarios pueden participar de los procesos de producción y compartir experiencias. Esta línea teórica tendrá que convivir en una tensión permanente con las que comenzarán a ver en las nuevas tecnologías un mercado potencial a partir del cual se priorizan los fines comerciales, sobre los sociales.
Podría decirse que sí bien la propuesta ciberutopica, platea un desafío interesante y un planteo político integrador que puede resultar muy conquistador, esta corriente deja de lado algunas cuestiones centrales respecto al uso de las tecnologías, cómo es el “capital cultural”, el “conocimiento”, ya que por más socialización de contenidos, las posibilidades de intervención real sobre estos sistemas quedan absolutamente restringidos aquellos que tienen el capital simbólico cómo para poder generar propuestas y modificaciones. Castell señala que al momento de usar tecnologías no solo son necesarias las condiciones materiales, sino que también se necesita de una gran cantidad de saberes simbólicos que determinarán el lugar de intervención, de decisión, de participación e influencia dentro del sistema social.
Más allá de este giro hacia el mercado, no deja de tener una fuerte importancia los planteos utópicos, pero es importante revisar qué lectura de las propuestas utopicas fueron recuperadas por el mercado y la sociedad capitalistas con fines que no necesariamente se vinculan con la propuesta democratizadora inicial. En este sentido, fue el mercado quien comenzó a dimensionar el valor mercantil de la información, materializandolo bajo la figura de las empresas de servicios.
Levis en su articulo se pregunta si las TIC son neoliberales, y por supuesto que estas preguntas no son para responder, sino tan solo para permitirnos reflexionar sobre el lugar que han obtenido las mismas, y en funsión de esta reflexión, se podría decir qué las TIC se transforman en mercancía en el proceso neoliberal, y desde esta dimensión material van perdiendo su carácter de derecho, su carácter democratizador, sin embargo es curiosos cómo los discursos del mercado recuperan la idea de la "globalidad”, “la globalización”, simulando con ella la democrartización. “las voces del mundo que llegan a todas partes”, pero lo que no se dice, lo que se oculta, es de quienes son las voces, quienes son los propietarios de las mismas y por ende quienes definen lo que se dice y lo que no. Remplazar la globalización por la democratización es un mecanismo astuto de ocultamiento y de resignificaciòn, que permite observar las tenciones teóricas que atraviesan este campo.
Cabe destacar que a pesar de estas críticas y del carácter mercantilista que tiene la información en nuestra sociedad, la convivencia y la vigencia de las corrientes cibeutopicas se hacen evidentes, en cuanto las tecnologías, a pesar de los intereses económicos, van creando y proponiendo formas y modelos de intervención más integradores y participativos, que sí bien no corrompen, ni disputan las propiedad, siguen siendo una propuesta en tensión que responden a las viejas influencias contraculturales en las que se inspiran en los movimientos de los años 60' y 70`. Sera entonces desde esta tensiòn donde se seguirán disputando la construcciòn de un campo donde todavía la lucha por la revindicaciòn de derechos y accesos, parece no haber terminado.
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